Una mujer que llevaba a su hijo en brazos pasó por delante de una caverna y escuchó una voz, como venida del otro mundo, que le decía: "Entra y coge todo lo que quieras, pero recuerda algo muy importante, cuando salgas, una enorme puerta se cerrará para siempre y jamás podrás volver a entrar. Aprovecha esta oportunidad que se te ha concedido, pero no te olvides de lo principal".
Tras recuperarse del susto, la mujer se decidió a entrar en la cueva. Y, cuál fue su sorpresa, cuando comprobó que allá donde mirara había montones de oro y piedras preciosas. Dejando al pequeño en el suelo, la mujer empezó a cargar ansiosamente su delantal con todo tipo de ricos objetos.