Camino hacia el espejo. Tengo miedo por lo que me pueda encontrar. He visto mi reflejo mil veces y me da la sensación de ser una desconocida. No reconozco mi rostro, ni mis ojos, mi boca ni mi nariz. Me toco la cara con mis delgados dedos, como si tocara algo con precaución, como si se pudiera romper o deformar fácilmente. Repito mi nombre muchas veces y lo escucho como si fuera extraño.
María, María, María, María, María, María...
Miro mi cuerpo, mi ropa, pienso en mi forma de caminar. Hablo. Mi voz resulta extraña, como si fuera la primera vez que la escucho. Pienso en mi familia, mis padres, mi hermano, sus nombres, su hablar, todo es tan extraño. Cuando veo una foto mía sé que soy yo, pero si me fijo detenidamente y la observo con atención me da la impresión de no saber quién es.
¿Nunca te has parado a pensar quién eres en realidad?
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