lunes, 24 de noviembre de 2014

Estaba atardeciendo - María Moreno Alfaro



Estaba atardeciendo. La luna ya se veía en todo su esplendor a pesar de que el cielo todavía no se había teñido de oscuro por completo. Desde lo alto del balcón de piedra en el que me encontraba, a medio camino de éste, se veía el horizonte, poblado de kilómetros y kilómetros de espesa vegetación. Diferentes tonalidades de colores verdes, marrones y negros. El extenso cielo parecía un lienzo recién pintado. En su mayor extensión predominaba el azul cyan. Y con este hermoso color coexistían y se mezclaban otros tonos cálidos como el rosa claro el blanco. al otro lado del horizonte el azul cyan y el amarillo se pelen por conquistar el máximo terreno posible del cielo. Desde el pedregoso balcón del mirador se veía todo el pueblo, en toda su expansión, bañado por el cálido y bello color del cielo al atardecer. Las casas, el polideportivo, la Iglesia, el campanario y un caminito de piedra protegido por una valla de madera.

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