sábado, 29 de noviembre de 2014

De la invisibilidad a la fama: Capítulo 2

Capítulo 2: Narrado por Kevin.


Me dirigí hacia la sala de grabación, necesitaba estar solo para aclarar mis ideas. Me sentía desolado ante la marcha de Kristen. ¿Cómo íbamos a salvar el grupo sin ella? Entonces me encontré con el pastel: Liberty y Jackson, liándose.

- ¿Qué demonios?

- ¿Kevin? ¡Oh, Dios! Yo...

- No hace falta que me digáis nada. Kristen llevaba razón. ¡No me quieres! No sé como pude estar tan ciego. Y tú, Jackson, no te pienses que me voy a estar callado, pienso decírselo todo a Kristen. Te va a dejar más plantado que un árbol.


- ¡Adelante! - fanfarroneó él -. Dile lo que quieras. Me ha abandonado como un calcetín sucio. Por ello hago lo que me da la gana, como tirarme a tu chica. Además, me he enterado de que no sólo me dejó por mis infidelidades, sino que buscaba una excusa porque está enamorada de ti. Liberty está más buena que ella, tío. Así que, hagamos cambio. Tú te quedas con Kristen y yo con Liberty.

- Eso no puede ser verdad.

- Es cierto, escuché como Nick se lo contaba a Emma, después de que Kristen se lo confesara.

Entonces, me di cuenta, todo encajaba. Salí corriendo como alma que lleva el diablo, necesitaba saber si aquello era cierto. Enseguida llamé por teléfono a Nick, que me lo confirmó después de mucho insistirle.

Kristen iba a coger un vuelo para volver a casa. No podía evitarlo: siempre había estado enamorado de ella. ¿Cómo había estado tan ciego? Liberty y el resto de chicas eran sólo un entretenimiento para olvidar que ella estaba con Jackson. Estúpido, estúpido, estúpido. Cogí el primer taxi que se aproximó a mí, teniendo suerte estaría libre. Subí a él y anuncié mi destino al taxista, un tipo mal afeitado y con los ojos oscuros como el tizón.

Mi mala suerte no acabó cuando - con las prisas - tropecé al salir del taxi, sino que además, para colmo, se puso a llover. Genial. No llevaba paraguas. Entré en el aeropuerto completamente empapado. En aquel momento, Kristen ya había comprado su billete y no fue hasta que la encontré sentada, esperando que saliera su vuelo, cuando lo supe con certeza. La llamé a gritos mientras todos los presentes me miraba como si estuviera loco.

Y entonces, ella se giró y me miró.

No hay comentarios:

Publicar un comentario