Érase una vez la tonta del pueblo. Se quedó embarazada y varios hombres del pueblo tenían muchas papeletas para ser el padre de la criatura. El cura, horrorizado, hizo reunirse a todos los hombres del pueblo un día en su iglesia.
- ¿Quién es el padre del niño? - preguntó a todos los presentes.
Nadie contestó. Entonces, volvió a preguntar.
- ¿Quién es el padre del niño?
La iglesia siguió en silencio. El cura, imaginándose ya aquella situación, había pensado en un plan B. Sacó una pelota de tenis y les dijo a los potenciales padres:
- Haremos una cosa. Sois varios los que podéis ser el padre, pero puesto que ninguno se digna a hablar, haremos un experimento. Yo tiraré esta pelota de tenis al azar y al que le caiga encima, será el padre y se tendrá que encargar del niño. ¿Estáis de acuerdo?
Entonces los hombres aceptaron. El cura tiró la pelota al azar con tan mala suerte que dio en una de las columnas, rebotó en la figura del Cristo, que a su vez se dirigió a la pila bautismal, dándole al cura, finalmente.
El cura, sorprendido y aturullado, dijo a los presentes:
- La primera era de prueba.
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