Había una vez una viuda que tenía dos hijas. Era esta mujer de un carácter insoportable, hasta el punto de que en el lugar en que vivían se decía que su difunto marido había muerto por no soportarla. Y debía ser así porque era soberbia, orgullosa, egoísta, malhumorada y presumida. Todo lo contrario que su marido, que era bueno, bondadoso, trabajador y excelente persona. Estas dos personalidades tan distintas se reflejaban en sus hijas, mientras la mayor era el vivo retrato de su madre, la pequeña lo era de su padre. Como era de esperar, la madre viuda mimaba a su hija mayor a todas horas. Sin embargo, la pequeña era la encargada de hacer todas las tareas de la casa.
-¡Vamos, tú, vaga! – le decía la madre – date prisa o no terminarás nunca, todavía tienes que barrer, hacer las camas, ir a la compra, hacer la comida y traer agua de la fuente. ¿No ves que tu hermana está muy cansada y no debe trabajar?
La pobre niña no paraba desde que amanecía hasta bien entrada la noche, mientras su hermana mayor se pasaba las horas ante el espejo, arreglándose el pelo y maquillándose, a pesar de no ser guapa como su hermana pequeña. Todas las mañanas, la hermana pequeña cogía su cántaro e iba a la fuente a llenarla. El camino era muy largo, pero no había otra fuente más cercana. Y así era su vida, un día tras otro, sin tener apenas tiempo para descansar.
Una mañana soleada de primavera, llegó la niña a la fuente, para llenar su cántaro, como hacía a diario. Ya lo había llenado y estaba sentada descansando de tan largo camino antes de regresar, cuando vio venir hacia ella a una anciana, apoyada en un palo, encorvada y vestida de harapos; no era muy agradable su aspecto, aunque sus ropajes, a pesar de viejos, estaban limpios y aseados. Cuando llegó al lado de la niña, se sentó a su lado y con un hilo de voz, le dijo fatigada:
-Ay, que cansada estoy, querida niña. ¿Serías tan amable de darme un poquito de agua? Ni fuerzas tengo para inclinarme.
-Pues claro que sí, señora. Beba usted cuanto quiera. Y lo que siento es no tener nada más que ofrecerle.
domingo, 18 de junio de 2017
miércoles, 14 de junio de 2017
Canciones infantiles
Una señora gorda por el paseo, ha roto una farola con su sombrero. Al ruido de cristales salió el gobernador: ¿Quién es esa señora que me ha roto el faról? Disculpe caballero que yo no he sido, que a sido mi sombrero por atrevido.
María comía y bebía, lloraba y reía. María salía y corría, nadaba y jugaba. María callaba de noche y chillaba de día. ¡Así era María!
Ratón que te pilla el gato, ratón que te va a pillar, si no te pilla esta noche mañana te pillará.
Debajo de un puente pasa la corriente. Viene un pajarito de repente. Si ves que canta bien, tilín, tilín, tilín, si ves que canta mal, talán, talán, talán. El que haga un solo movimiento tiene cara de pimiento.
Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan, que si, que no, que caiga un chaparrón.
Caracol, col, col, saca los cuernos al sol.
En los árboles del huerto canta un ruiseñor. Canta de noche y de día. Canta a la luna y al sol.
Pepitín, Pepitín se quería casar y quería vivir a la orilla del mar. Gastaba chaqueta, pantalón y fajín, y por eso le llaman Pepitín, Pepitín.
María comía y bebía, lloraba y reía. María salía y corría, nadaba y jugaba. María callaba de noche y chillaba de día. ¡Así era María!
Ratón que te pilla el gato, ratón que te va a pillar, si no te pilla esta noche mañana te pillará.
Debajo de un puente pasa la corriente. Viene un pajarito de repente. Si ves que canta bien, tilín, tilín, tilín, si ves que canta mal, talán, talán, talán. El que haga un solo movimiento tiene cara de pimiento.
Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan, que si, que no, que caiga un chaparrón.
Caracol, col, col, saca los cuernos al sol.
En los árboles del huerto canta un ruiseñor. Canta de noche y de día. Canta a la luna y al sol.
Pepitín, Pepitín se quería casar y quería vivir a la orilla del mar. Gastaba chaqueta, pantalón y fajín, y por eso le llaman Pepitín, Pepitín.
viernes, 9 de junio de 2017
¿Dónde están las llaves?
¿Dónde están las llaves?
Yo tengo un castillo,
matarile, rile, rile.
Yo tengo un castillo,
matarile, rile, ron chimpón.
Dónde están las llaves,
matarile, rile, rile.
Dónde están las llaves,
matarile, rile, ron, chimpón.
En el fondo del mar,
matarile, rile, rile.
En el fondo del mar,
matarile, rile, ron, chimpón.
Yo tengo un castillo,
matarile, rile, rile.
Yo tengo un castillo,
matarile, rile, ron chimpón.
Dónde están las llaves,
matarile, rile, rile.
Dónde están las llaves,
matarile, rile, ron, chimpón.
En el fondo del mar,
matarile, rile, rile.
En el fondo del mar,
matarile, rile, ron, chimpón.
sábado, 3 de junio de 2017
Canción del "ColaCao"
Yo soy aquel negrito
del África tropical,
que cultivando cantaba
la canción del Cola Cao.
Y como verán Ustedes,
les voy a relatar
las múltiples cualidades
de este producto sin par.
Es el Cola Cao desayuno y merienda.
Es el Cola Cao desayuno y merienda ideal.
¡Cola Cao, Cola Cao!
Lo toma el futbolista para entrar goles,
también lo toman los buenos nadadores.
Si lo toma el ciclista, se hace el amo de la pista
y si es el boxeador, golpea que es un primor.
Es el Cola Cao desayuno y merienda.
Es el Cola Cao desayuno y merienda ideal.
¡Cola Cao, Cola Cao!
del África tropical,
que cultivando cantaba
la canción del Cola Cao.
Y como verán Ustedes,
les voy a relatar
las múltiples cualidades
de este producto sin par.
Es el Cola Cao desayuno y merienda.
Es el Cola Cao desayuno y merienda ideal.
¡Cola Cao, Cola Cao!
Lo toma el futbolista para entrar goles,
también lo toman los buenos nadadores.
Si lo toma el ciclista, se hace el amo de la pista
y si es el boxeador, golpea que es un primor.
Es el Cola Cao desayuno y merienda.
Es el Cola Cao desayuno y merienda ideal.
¡Cola Cao, Cola Cao!
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