- Me iré si así lo deseas.
Días después el sapo volvió a darse una vuelta por el jardín y se sorprendió al ver la rosa marchita, sin hojas ni pétalos. Cuando le preguntó qué le había pasado, la flor respondió:
- Desde que te fuiste, las hormigas han invadido este lugar y no paran de picarme aquí y allá.
A lo que el sapo replicó:
- Que te habías pensado, cuando yo estaba aquí me comía a estas dichosas hormigas, por eso eras la más bella del jardín.
En numerosas ocasiones, despreciamos a los que están a nuestro lado, pensando que nosotros somos más importantes y que ellos apenas nos aportan nada. Pero todos deberíamos tener en cuenta que siempre hay quien nos beneficia, incluso sin que seamos conscientes.
Fuente: Revista Pronto.
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