miércoles, 10 de diciembre de 2014

El amigo pesimista y el amigo optimista - María Moreno Alfaro

En la vida, todo tiene un punto medio, pero también hay dos extremos. Desde fábulas, leyendas y otro
sinfín de historias, uno de esos extremos se considera el lado bueno, y el otro extremo, el lado malo. Personalmente, desde mi humilde opinión, diré que no lo considero así. Ambos extremos pueden ser de igual forma tanto beneficiosos como perjudiciales.

Algo similar ocurre con dos de mis amigos. Tras innumerables charlas y conversaciones, puedo afirmar que uno de ellos es el claro ejemplo del amigo optimista, y el otro del pesimista. Uno verá el vaso medio lleno y el otro medio vacío.

Lo que contaré a continuación no es ficción, sino realidad. Una realidad tan curiosa que me inspiró a escribir este texto para mostrar ambos puntos de vista.


El amigo pesimista se deprime ante las calamidades sucedidas en el mundo, en vez de ser feliz y agradecido con lo que la suerte, Dios, el destino, el karma, o lo que sea, le ha otorgado para vivir y disfrutar. No es feliz a pesar de llevar una buena vida, con amigos, familia, una casa, sus estudios, etc. Se resiente ante las noticias que aparecen en la televisión.

El dicho "El dinero no da la felicidad" es tan sólo una verdad a medias o incompleta. Evidentemente hay cosas gratuitas que da la vida por las cuales no tenemos que pagar nada y con las que puedes ser feliz: una tarde con tu familia, una noche de verano paseando con tus amigos, con bromas, risas, contando anécdotas, ver un amanecer o un atardecer... hay mil cosas que la vida regala gratis, sin dar nada a cambio.

La otra moneda de la cara respecto a dicha frase mencionada anteriormente corresponde a la otra parte de cosas que son básicas y las cuales conllevan un precio: una vivienda digna (la cual necesita un mínimo de complementos: luz, agua, algún electrodoméstico, calor...), una educación para niños y jóvenes (incluso en la educación pública se necesitan libros, material escolar, transporte, unas tasas), alimentación (junto con el agua y el aire para respirar, son cosas muy básicas que una persona necesita), y un trabajo (sin él no se puede conseguir nada de lo anterior). Seguro que hay muchas más cosas que se me escapan ahora mismo, pero estas son las más básicas.

Por el contrario, y por último, está el optimista. Siempre encuentra el lado positivo de cada situación que le rodea o intenta demostrar una sonrisa ante una mala situación.





María Moreno Alfaro.

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