Twitter: #ChascarrillosdelaAbuela
Esto era el típico tonto que iba paseando por el pueblo. De repente, se encontró una cartera llena de billetes. Cuando se lo dijo al padre, éste le comentó que no dijera nada por el pueblo, porque al final alguien reclamaría el dinero. A pesar de la advertencia, el padre tomó las medidas necesarias, sabiendo que tarde o temprano la gente se acabaría enterando. Así que se quedó con el dinero. Cada mañana le hacía un montón de fritillas a su hijo y se las mandaba por la chimenea, haciéndole creer que llovían del cielo. Con la llegada de las fritillas, el burro rebuznaba, y el padre le hacía creer que cantaba. Finalmente, uno de los vecinos, que puso bien el oído en casa del tonto y su padre, se acabó enterando y no sólo lo difundió por el pueblo, sino que se lo comunicó a la policía.
Cuando la policía fue a su casa a hablar con él, confesó que sí, que se había encontrado una cartera llena de billetes. Pero a la misma vez, también comentó que llovían fritillas todas las mañanas en su casa y que el burro cantaba. Así que, la policía le dio por loco y los dejaron en paz; y el padre pudo disfrutar del fajo de billetes que su hijo se había encontrado.
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