Rondaban las doce de la noche cuando un taxista se encontró con una pasajera ataviada con un uniforme de enfermera. La mujer parecía un tanto apresurada y pidió al taxista que llevara hacia la estación de metro más cercana. No emitió ninguna palabra más que las indicaciones iniciales, lo cual realmente no fue muy incómodo para este experimentado taxista. De repente, la mujer abrió la puerta y se lanzó a la calle. Ante esto, el hombre sorprendido frenó el coche, provocando una colisión en cadena. Momentos después, el taxista abrió su puerta y se incorporó en la calle intentando encontrar una explicación a este terrible hecho. Mientras tanto, los propietarios de los otros coches afectados al accidente, bajaron a reprocharle al taxista su brusca maniobra.
El hombre todavía en estado de shock y buscando por todas partes a esta enfermera, explicó al resto de los conductores este terrible evento. Sin embargo, nadie divisó ningún pasajero dentro del taxi, la puerta se había abierto por si sola y dando lugar al accidente momentos después. El taxista no encontró ninguna explicación racional a todo esto, Y nunca más ejerció su profesión a causa del impacto psicológico.
Fuente: leyendacorta.com
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