Fuente: Revista Pronto.
Una niña estaba hospitalizada desde hacía unos meses porque sufría una extraña enfermedad. La única oportunidad de recuperar la salud era su hermanito, de 5 años, quien había podido sobrevivir a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos. Con una transfusión entre hermanos, había muchas posibilidades de salvarla. El doctor que llevaba el caso se lo explicó al niño, si estaba dispuesto a darle su sangre a su hermanita. Entonces, el niño, con un suspiro, dijo que si eso era lo que la salvaría, lo haría. Mientras realizaban la transfusión, ambos hermanos se miraron a los ojos y el niño empezó a sonreír a medida que veía que las mejillas de su hermanita recuperaban el color. Por el contrario, su cara empalideció y comenzó a llorar cuando le preguntó al doctor: "¿Cuánto empezaré a morirme?" El niño creyó que tendría que darle toda su sangre y, aun así, estaba dispuesto a dar su vida por su hermana. Y es que la generosidad no tiene límites cuando amas de verdad.
lunes, 21 de marzo de 2016
miércoles, 9 de marzo de 2016
En el ferrocarril - Una hipótesis tras otra
Un joven americano viajaba a Vladivostok en el ferrocarril Transiberiano, el más largo del mundo. Era un largo viaje y estaba aburrido. Sentado frente a él había un hombre ruso. Él tendría unos 40 años más o menos. Tenía un periódico Inglés en el asiento de al lado.
— Perdone. ¿Puede prestarme su periódico? — preguntó el americano.
— No. Lo siento, no puedo — dijo el ruso.
— ¿Por qué no?
— Verás, es así de simple...Si te presto mi periódico, comenzaremos a hablar. Si comenzamos a hablar, nos haremos amigos. Si nos hacemos amigos, te invitaré a mi casa. Si te invito a mi casa, conocerás a mi hermosa hija, Olga. Si conoces a Olga, te enamorarás de ella. Si te enamoras de ella, huiréis juntos. Si huís juntos, te encontraré. Si te encuentro, te mataré.... Así que ése es el motivo por el que no te dejo mi periódico.
Fuente y crédito: moodleeoimanresa.com
— Perdone. ¿Puede prestarme su periódico? — preguntó el americano.
— No. Lo siento, no puedo — dijo el ruso.
— ¿Por qué no?
— Verás, es así de simple...Si te presto mi periódico, comenzaremos a hablar. Si comenzamos a hablar, nos haremos amigos. Si nos hacemos amigos, te invitaré a mi casa. Si te invito a mi casa, conocerás a mi hermosa hija, Olga. Si conoces a Olga, te enamorarás de ella. Si te enamoras de ella, huiréis juntos. Si huís juntos, te encontraré. Si te encuentro, te mataré.... Así que ése es el motivo por el que no te dejo mi periódico.
Fuente y crédito: moodleeoimanresa.com
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