
Había una vez una niña muy hermosa que vivía con su madastra y su hermanastra. Un día, cuando estaba en el jardín, se le cayó la pelota en el pozo. Al inclinarse para recuperarla, también ella cayó de cabeza en el interior del pozo. Al llegar al fondo, descubrió un jardín muy grande cubierto de flores de todos los colores. A lo lejos había una casa, y decidió acercarse a ella.
Por el camino se encontró con un horno en el que cocían unos panecillos.
- Sácanos de aquí. Tenemos mucho calor - oyó que gritaban.
La niña hizo caso de lo que los panecillos le pedían. Más adelante, se encontró con un manzano sobrecargado de fruta, que cansado de cargar con ella, le pidió:
-¿Podrías sacudir mis ramas, para que caigan al suelo las más maduras?