Juan recibió el apelativo de sin miedo debido a que no tenía miedo a nada. Pero como quería conocerlo, un día salió de su casa dispuesto a correr aventuras esperando toparse en algunas de ellas con algo que le hiciera sentir miedo. Sin embargo, de poco le valió el encuentro que tuvo con una bruja ni después con un ogro. Y así llegó hasta un castillo encantado. El rey había prometido que concedería la mano de su hija a quien pudiera pasar tres noches en él, y Juan no lo dudó; ni los fantasmas ni las criaturas a las que tuvo que hacer frente consiguieron causarle miedo, por lo que consiguió casarse con la princesa. Finalmente también acabó conociendo el miedo cuando su mujer, con objeto de darle lo que tanto tiempo llevaba buscando, derramó sobre él una jarra de agua fría mientras dormía.
Fuente: Wikipedia.
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