Dos amigos se encontraron un día y mientras tomaban un té hablaron de todo cuanto les había sucedido. El primero contó que era muy feliz con su mujer, mientras que el segundo contó que todavía no había encontrado a su media naranja. El primero le preguntó el porqué y el segundo amigo contó su historia.
-En mi juventud decidí buscar a la mujer perfecta. Crucé las dunas del desierto, atravesé selvas y bosques, navegué los siete mares. En el primer lugar al que fui encontré a una mujer muy religiosa y de gran belleza, pero no tenía ningún interés por las cosas de este mundo. Tiempo después, en el segundo lugar, encontré una mujer que conocía tanto lo material como lo espiritual, pero no era muy bonita respecto al físico...así que, seguí mi camino. Por fin en el último lugar, encontré a la mujer más hermosa que hayas podido imaginar, además era muy inteligente y poseía una gran sabiduría.
-¿Entonces qué? ¿Te casaste con ella? - preguntó el amigo, interesado.
- Desgraciadamente, ella también buscaba al hombre perfecto.
Fuente del texto: Revista Pronto.
Crédito imagen: eldesastredemaria.deviantart.com
Modelo y cantante de la imagen: Raquel González Córcoles.
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