- ¿Qué te ha parecido este viaje?
El niño aún estaba impresionado por la belleza de los campos y la naturaleza, por lo que no dudó en su respuesta:
- ¡Ha sido muy bonito, papá!
El hombre de negocios siguió comentando algunos momentos del fin de semana.
- ¿Viste lo pobre que puede llegar a ser la gente?
A lo que el niño contestó:
- Sí.
Curioso por saber qué le había impresionado más, el padre prosiguió:
- ¿Y qué aprendiste?
El muchacho contestó lo siguiente:
- Nosotros tenemos un perro, ellos cuatro. En nuestra casa hay una gran piscina, ellos tienen un arroyo que no parece tener fin. Nuestro jardín está iluminado con lámparas de importación, pero esos campesinos tienen las estrellas. Ellos disrutan del tiempo necesario para hablar y convivir. Mamá y tú os pasáis el día trabajando.
El padre quedó mudo y su hijo añadió estas palabras:
- ¡Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!
Fuente: Revista Pronto.
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