Se cuenta por aquellas tierras que un alumno se presentó a la puerta del hogar de su maestro y llamó. Escuchó la voz del sabio, el cual le preguntó desde dentro: "¿Quién es?". El alumno respondió: "Soy yo". Entonces, el maestro le indicó que meditara, que dejara hablar al silencio, que rastreara la verdad y regresara pasados doce meses. Así lo hizo. Volvió a llamar a su puerta y de nuevo escuchó: "¿Quién es?". Y el alumno respondió: "Soy tú". El maestro abrió la puerta y dijo a su discípulo: "Pasa. En esta casa no había lugar para dos yoes".
Fuente: Pronto.
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