sábado, 23 de noviembre de 2013

La gallina de los huevos de oro

Érase una vez un hombre muy bueno que tenía una granja llena de gallinas, gallos y otros animales. Se ganaba la vida con los huevos que le daban estos animales y con aquello tenía suficiente para ser muy feliz. Un día, vio que una de sus gallinas había dado un huevo dorado.

Al principio, creyó que sólo cambiaba el color, pero que sería un huevo normal, hasta que lo cogió y vio que pesaba bastante y vio que era de oro. Comenzó a alimentar y a mimar a esta gallina más que a las demás para que diera más huevos como aquel. Otro día, volvió a dar otro huevo y el hombre se sintió todavía más feliz. Duplicó su ración de comida y mimos hacia la gallina que, llegaba un momento, en que no podía comer más o deseaba estar sola. Tal era su incomodidad, que dejó de poner huevos. No ponía huevos ni de oro ni ningún otro.

El hombre se desesperó y enfureció: quería que aquella gallina le diese más huevos de oro. Después de que pasaran las semanas y la gallina siguiera sin dar huevos pensó: "Si la mato, podré sacarle de dentro todos los huevos de oro que tiene en su interior". Y así lo hizo. La mató, pero vio que allí no había nada. Su paciencia le había hecho perder una gallina que podría haberlo hecho rico.

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