martes, 2 de diciembre de 2014

Cuento reflexivo: Las 99 monedas



Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente. El sirviente del rey triste era muy feliz. El rey estaba como loco. No conseguía explicarse como el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de sobras de los cortesanos. Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó lo que sucedía. El sabio le contó que el sirviente no estaba en el círculo del 99, que era en el que estaban él. El rey no entendía aquella explicación. Entonces, el sabio se lo quiso mostrar con hechos. Así lo hicieron y el rey podría entender cuál era el secreto de ese círculo, estando incluso dispuesto a perder un sirviente excelente.
El sabio pidió al rey que tuviera preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. Quedaron por la noche y junto se fueron hasta la casa del paje, donde dejaron la bolsa de cuero. Cuando el paje se levantó por la mañana, vio la bolsa junto a una nota: "Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie cómo lo encontraste". Entonces abrió la bolsa y descubrió en su interior todas las monedas. Fue haciendo pilas de diez en diez para contarlas hasta que llegó a 99. El paje entró en cólera gritando: "Me han robado". Pensó que 99 monedas era mucho dinero, pero que le faltaba una moneda. Noventa y nueve no era un número completo mientras que, sin embargo, cien sí lo era.

El rey y el sabio miraban la escena por la ventana. El sirviente guardó las monedas en la bolsa y la escondió para que nadie más supiera de ella. Hablaba en voz alta, diciéndose a sí mismo que debía trabajar duro para conseguir la moneda que le faltaba. Después de conseguir la moneda no necesitaba trabajar más, ya que con cien monedas se podría considerar un hombre rico. Comenzó a calcular el tiempo y el esfuerzo que le costaría ganar la moneda, decidido a seguir su plan. Había entrado en el círculo del 99. Durante los meses siguientes el paje se mostró desagradable y siempre estaba de mal humor. Así que el rey decidió despedirlo.


Siempre nos falta algo para estar completos y solo completos se puede gozar de lo que se tiene. Por lo tanto, nos enseñaron, la felicidad deberá esperar a completar lo que falta. Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida. Por eso debemos darnos cuenta de que las 99 monedas que poseemos son en realidad el 100 por cien.




Texto: resumen de un cuento de la web mantra.com
Imagen: eldesastredemaria.deviantart.com

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