sábado, 10 de enero de 2015

Pesadillas - María Moreno Alfaro

PESADILLA 1
Íbamos mis amigos y yo a una casa que estaba desocupada (No, no es la típica casa viaje de madera que parece una mansión y da miedo ya desde fuera). Es una casa absolutamente normal, sólo que no vivía nadie (o eso decían). Era blanca. Con un patio muy grande lleno de tierra y césped. Había escaleras de piedra, ladrillos y cemento. En el patio, nosotros llevábamos sillones, sofás y mesas para hacer allí nuestra guarida. De pronto, un hombre viejo con una blusa verde pistacho y una boina negra nos dijo que aquella casa era suya. No recuerdo si fue el viejo o el esqueleto que vislumbré en la pesadilla quien mató a todos mis amigos. Me adentré en la casa, corriendo mientras subía los metros y metros de escaleras hasta llegar a una diminuta sala en la que tenía que estar encogida porque no podía ponerme de pie. Me ocultaba tras el muro pegado a las escaleras. El mini esqueleto como si fuera el de un animal, me perseguía. Vi un palo, tal vez fuese un bate de béisbol y lo cogí para atizar al esqueleto cuando saltase sobre mí. El esqueleto estaba al otro lado del muro, esperando para pillarme desprevenida. Si yo lo mataba, todo abría acabado. Ambos sabíamos que nuestro enemigo estaba al otro lado del muro, pero ambos estábamos agachados, sin vernos. Él esperaba que yo bajara la guardia para atacarme y matarme igual que a mis amigos. Pero eso no iba a pasar. Yo esperaba que saltara lo antes posible para pegarle con el bate que todavía sostenía en mis manos. Y ocurrió. El esqueleto saltó sobre mí con la boca abierta enseñando sus afilados dientes. Pero antes de tocarme, el bate que sostenía en mis manos acertó en su cabeza y cayó inconscientemente al suelo. Comencé a darle más y más palizas para destrozar sus ya débiles huesos y así poder - finalmente - salvarme.


PESADILLA 2
Mi hermano y yo entramos en un cueva. Una tribu muy extraña le quita a la gente corazón como si fuese el alma pero se convierte en diamantes. Raptan a mi hermano y veo como a él le hacen lo mismo. Después de que se les arranque el alma parecen como robots, parecen ser como títeres en sus manos. Tengo que salvar a mi hermano. Así que finjo que soy uno de ellos (un robot sin alma) pero llega un momento en que no se fían de mí. ¡Me han pillado! Uno de los tipos de la tribu me mete la mano en el pecho para arrancarme el corazón... siento un dolor tan fuerte... no me escucho a mí misma, pero sé que estoy gritando. Después, todo es oscuro.

PESADILLA 3
Una familia encontró unas máscaras tiradas en medio del monte. Daban la sensación de horror en cuanto las veías, pero aun así las cogieron. ¿Quién iba a pensar que lo que les ocurriría sería algo tan espantoso tiempo después? Al día siguiente, el hijo menor se dio cuenta de que las máscaras no estaban en su sitio. Comenzó a buscarlas por la habitación hasta que las descubrió flotando como por arte de magia sobre su cabeza. Los ojos oscuros de las máscaras comenzaron a quitarle más y más visión, hasta que le dejaron completamente ciego. La hermana mayor se dio cuenta de lo que había pasado y sin que las máscaras se dieran cuenta fue a contárselo a sus padres que tuvieron que verlo para poder creer aquella historia disparatada. Con una caja de cartón consiguieron atrapar a las máscaras, siempre ocultándose de ellas y sin mirarlas a los ojos. Aun dentro de la caja, las máscaras intentaban escapar así que las llevaron al interior de una cueva en el mismo monte en que las habían encontrado. No se limitaron a dejar simplemente la caja allí, sino que la cubrieron de piedras, tierra y ramas para que jamás pudieran salir. Durante años, las máscaras han permanecido allí, a la espera de que alguien las encuentre.

PESADILLA 4
Sale en escena una niña pequeña de unos 7 u 8 años sentada en un sillón, jugando tranquilamente. Aparece un espectro que interactúa con la niña sin que ella se de cuenta. Es como si la dejara "marcada", ya que diez años después la chica se queda embarazada y tiene un hijo sin haber conocido varón. El espectro era en realidad una esfinge del otro mundo, un mundo paralelo de monstruos, y nadie quiere hacerle frente porque es muy poderosa. Lo que deseaba la esfinge era tener un hijo, aunque ya no pudiera porque estaba muerta. Dejó embarazada a la niña por medio de magia oscura. Cuando la joven descubre que otra mujer le ha robado a su hijo por encargo de la esfinge, no duda en buscar la forma de entrar en el mundo de los monstruos y entrar en él para recuperarle. Después de una dura batalla contra la mujer que le había raptado al niño ella consigue volver a cogerlo entre sus brazos y salir fuera de aquel mundo infernal.

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